LA RUTA DEL LAGO MUERTO: EL DESAFÍO DEL LAGO IRIKI
Somos cinco mugrientos de RIDERS SIN FRONTERAS. Viejos ya, pero con muchas ganas y mucha ilusión:
KRASTY EL ALBINO
LIEBRE
MUEBLEBAR
GRAVENSSEN (EX GRAVILLA. Pero desde su viaje a Noruega...)
CABALLO LOCO
Queridos
amigos:
Ya hemos
regresado de nuestro inolvidable viaje por Marruecos. Una vez más, nos han dejado asombrados
el calor de sus gentes y los maravillosos paisajes. Siempre hay algo nuevo por
descubrir, incluso en zonas visitadas anteriormente. La mayoría de los objetivos se han
cumplido, quedando alguno en el tintero. Esto solo provoca una mayor ilusión por volver de nuevo, con la
intención de
culminar nuevos proyectos y de terminar de cumplir objetivos que quedaron en el
cajón de
los sueños.
Paso a
relataros brevemente algunos detalles de nuestro viaje. Las fotos que faltan, y sobre todo
los vídeos,
tardarán aún algo más ya que lleva cierto tiempo
editarlos.
DÍA 1: RIDERS SIN FRONTERAS
CABALGA DE NUEVO.
La mañana de la salida siempre es un
auténtico
caos. Debido al trabajo y otras obligaciones, siempre apuramos hasta el último minuto. En esta ocasión, la salida se planificó para las 11:00h por motivos
laborales. Últimos
minutos cargando la moto. Esas listas de equipación ya han tomado cuerpo en
forma de bolsas estancas aseguradas con correas y pulpos a la moto. Eso es todo
un arte no carente del típico tópico de "prueba y error". La carga debe estar
distribuida homogéneamente
y de forma que lo de mayor peso vaya lo más pegado al centro de la moto y lo más bajo posible. Pero claro, la
teoría está muy bien para una situación ideal. Aquí hay que tener en cuenta que
hay partes del equipo que son de uso muy frecuente, otras que son necesarias al
principio del viaje, etc. Así qué el caos comienza y un fuerte sentimiento de "la próxima vez me organizo
mejor..." empieza a recorrer
tu mente. Esto se junta con el pensamiento algo sibilino de "este paquete
se lo largo a mi compi en cuanto no se de cuenta...".Y lo cierto es que el
resto de compañeros
están
pensando lo mismo.
Nos
organizamos de forma que cada uno lleva algo del equipo común. De ahí que termine habiendo: moto
cantina, moto hospital, moto taller, etc.
A punto
de salir..... Joder !!!!, se me olvidó modificar la palanca de cambios a la posición de las botas de enduro !!!!.
Y la herramienta necesaria ya está cargada en la bolsa de herramientas de otra moto. Pero
como puedo cometer estos fallos después de tantos kilómetros?.... Y lo que me queda !!!!
Mueblebar
acude al rescate y asunto solucionado. Salimos muy contentos y nos reunimos
todos en el "Punto Charlie" de costumbre. Saludos, cigarrito, últimos detalles de embarque y
salimos hacia nuestra aventura. Directos hasta el Ferry en Algeciras. Después de muchos viajes, ya tenemos
experiencia. Preferimos no reservar billete. Elegimos barco grande dentro del
horario que mejor se adapte a las condiciones de la etapa. Eso nos da la
libertad de cambiar en el último minuto si alguien se retrasa. También tiene la ventaja de poder
adelantar el horario de vuelta si vamos sobrados de tiempo.
Ferry
majestuoso de Baleraia. Krasty, alias El Albino ha sido el encargado de la logística de ferries en este viaje
y la verdad es que lo ha clavado. Tapeamos sobre el cofre de las motos un aperitivo
preparado por nuestro Chef y Somelier, nuestro mítico amigo Mueblebar. Mini
siesta durante el trayecto y directos a la frontera de Ceuta. El clásico papeleo y burocracia
antidiluviana, pero sin problemas. En 20 minutos estamos rodando por tierras
africanas. Hace bastante calor y muchísima humedad, pero la ilusión de los valientes hace que
eso sea un detalle sin importancia. Entre pitos y flautas, esta etapa tiene
casi 900 kms. Y lo más divertido está aún por llegar. Salimos de la frontera de Ceuta dirección Tánger Med para enlazar con la
autopista que va paralela a la costa y que lleva dirección Marrakech. Esta parte es la
más tediosa. La autopista no
tiene un alto volumen de tráfico, pero cerca de las grandes ciudades como Rabat, etc.
La cosa se pone algo fea dependiendo de la hora. Rodamos a velocidades legales
y saludamos a los policías de los numerosos controles de velocidad. Paráditas técnicas para repostar y
cigarrito. En una de esas paradas, Gravenssen se da cuenta que estamos fumando
a 5 mts de un camión cisterna con gasolina. Barritas energéticas para merendar y seguimos
ruta hasta MARRAKECH. Cruzamos esta gran ciudad por la noche, ayudados de los
vectores que habíamos
trazado de antemano en el GPS para terminar directamente en la carretera de montaña que sube hacia IMLIL, justo
a las faldas del gigante TOUKBAL (4.560 mts). Después de más de 800 kms, la mayoría de ellos por Marruecos, nos
tenemos que hacer la idea que hay que intentar subir por esa carretera para
poder encontrar hospedaje esa noche. Pero....... "Las cucarachas nunca
vienen solas..".. La temperatura comienza a descender rápidamente en cuanto cogemos
altura, y justo cuando el asfalto empieza a ser una combinación de grietas, boquetes y
barro..... Comienza a llover. Parada rápida para colocarnos traje de lluvia. Empezamos a
plantearnos abortar la etapa y dormir en el primer sitio que encontremos. Después de varios intentos de parada
en algunos soportales de las casas semiabandonadas que ofrecían un aspecto más bien espectral, decidimos
continuar y atacar la cumbre, a pesar de la lluvia y de las condiciones de la
calzada. En esos momentos, lo que te empuja a seguir hacia delante, es la errónea aunque reconfortante idea
de que allí
arriba, al final de la etapa,
encontraríamos
el paraíso.
Habíamos
hecho nuestros deberes, aunque luego se vió que no del todo bien; Pensábamos encontrar varios
albergues y refugios de montaña y mucho ambiente, ya que Imlil es un sitio paradigmático entre los que practican
el trekking de altura ayudados con mulas, etc.
Ni un
alma....... Como una ciudad de un juego de la Play, donde ya se han cargado a
todos los habitantes. Una luz junto a una cancela. Y de pronto sale alguien de
la nada.
"Dormir,
manjare, dormir, manjare" !!!!!!! Ese era yo, haciendo signos internacionales
de ayuda al necesitado. Y la respuesta fué algo así como..... "Abdlaj himuz hansa". Que después de ser repetido unas 10
veces, sigues sin saber que significa, aunque comienza a vislumbrarse que no es
exactamente "dormir, manjare, dormir". Resultó ser un militar apostado en
una garita del cuartel.
Seguimos
avanzando por el pequeño pueblo "abandonado", dejando a nuestro paso
varios hoteles fantasmas. Pronto la carretera se acaba y comienza una pista
forestal. Había que
tomar una decisión.
Bajar de nuevo la montaña, con barro en la carretera y después de casi 900 kms, no era una
idea muy sugerente. Así que decidimos dormir allí "como sea". Y
acabamos colocando nuestros sacos el el porche de un edificio abandonado. Cielo
lleno de estrellas junto a una de las montañas más altas de toda África , una buena fabada
Litoral, y vino dulce de Málaga. La paliza de ese día, bien merecía tan majestuoso final.
Algunos comenzaron a roncar, antes de que rompiera a hervir la fabada. Los más hambrientos, bromeábamos animados por el vinillo,
sobre quien se comería el único trocito de tocino que viene en la lata.
Hubo algún escarceo con una pequeña jauría de perros vagabundos que
posiblemente coman poco y habiendo olido tan suculento festín, pretendían meterse en el soportal para
participar como comensales. Algo de lluvia dispersa a lo largo de la noche. Si,
si, lluvia con un cielo
estrellado. Esto es Marruecos... Pero sabéis que? Si rodáis por allí en moto, os recomiendo pasar la noche al raso mirando las
estrellas. No hay contaminación lumínica y la vía láctea se ve perfectamente como la cola gasa de un vestido de
novia.
Amanecimos
con nuestros vecinos los perros callejeros esperando el desayuno. Mientras El
Liebre salió de
exploración a
ver de donde sacábamos
algo para desayunar, comenzaron a aparecer algunos lugareños vendiendo trilobites y
collares. No pude evitar pensar: "pués ya podían haber venido anoche con una cazuela calentita de Tajín de pollo...". Pero de
pronto aparece mi querido amigo El Liebre con una hogaza de pan árabe y unos huevos frescos.
Esos significó
desayunar en el suelo junto al saco un magnífico plato de huevos
campestres fritos, con salchichas y café de verdad, preparado en nuestro Jetboil.
Amigos,
eso levanta a los muertos. Habíamos rodado 12 horas, pasamos la noche en el frío suelo, sin baño ni ducha, pero ese
desayuno........
Con la
moral bien alta, levantamos el improvisado campamento y comenzamos la segunda
etapa de nuestro viaje.
DÍA 2: LO QUE NO SE PUEDE, NO SE
PUEDE... Y ADEMÁS ES
IMPOSIBLE.
Nuestro
segundo día
comienza con sol y sin nubes en le horizonte. Nuestro objetivo es descender
desde Imlil, buscando la ruta desde el sur de Marrakech hasta la zona predesértica de Foum-Guidz. Sabíamos que sería un día largo y teníamos que guardar fuerzas para
el ataque al lago Iriki, que siendo la parte final de esta etapa, era sin duda
la más
dura. La bajada desde Imlil esta repleta de puestecillos de souvenirs, camellos
y vendedores ambulantes.
Llevamos
buen ritmo y la carretera va cambiando de paisaje, de bosque frondoso y terreno
montañoso,
a zonas abiertas, de enormes picos de roca caliza desmochados por la erosión de viento y las lluvias
desde tiempos prehistóricos. En un momento en el que rodábamos a ritmo y de forma
compacta, Gravenssen avisa de que su moto da alarma de pérdida brusca de presión en rueda trasera. Parada técnica en mitad de una larga
recta para una inspección más detallada, que confirma que una grapa industrial ha
penetrado en el neumático y la goma pierde aire a gran velocidad. Llevamos un
kit completo Safety Seal para reparar pinchazos sin tener que desmontar el neumático. Pero acabábamos de pasar un pueblo
relativamente civilizado, así que decidimos inflar la rueda con cartuchos acoplados a un
bombín y
salir pitando retrocediendo hasta el pueblo más cercano donde en 5 minutos
habían
reparado el pinchazo con un gusano, exactamente igual al sistema de Safety
Seal. Una vez solventada esta pequeña avería, seguimos nuestro camino hacia el Surerste. Paramos a
comer en un pequeño
albergue en mitad de ninguna parte. Tortilla beréber, un buen té a la menta y listos para
continuar. Hace bastante calor, aunque rodando, la sensación térmica es agradable llevando
todas las ventilaciones del traje abiertas.
El
pinchazo y la lenta parada para comer, han hecho que empecemos a ir con retraso
con respecto a las horas de luz disponibles para finalizar nuestro objetivo ese
día. Desde que empezamos a
viajar por Marruecos en moto, hace ya algunos años, siempre hemos tenido la
rara habilidad para no conseguir terminar ninguna etapa con luz del sol. Y este
día, no iba a ser nada diferente
a lo acostumbrado.
Bellísimos paisajes desérticos, con árboles típicos de la sábana sahariana, carreteras
abiertas, con un asfalto razonable, camellos sueltos a ambos lados del camino y
una luz menguante que hace que esos momentos sean algo indescriptible, que hay
que experimentar para poder apreciar en toda su magnitud. El cerebro queda
saturado por tanta belleza e inmensidad, dejando anulados los dolores de
espalda y esa mano entumecida por las largas horas sobre el manillar de la
moto.
Ese
estado de ensoñación, termina por ir desvaneciéndose, lentamente, dejando
paso a la creciente certeza de que
jamás
llegaríamos
con luz diurna a la entrada de la pista del Lago Iriki.. Llegamos ya por la
noche a FOUM-GUIDZ. Un pequeño pueblo, desde donde parte la pista del Lago Iriki.
Comienza a haber cierta discrepancia de criterios, en cuanto a dormir en el
inicio de la pista, o bien dormir bajo techo en el pueblo. Para poder tomar la
decisión más adecuada, nos dividimos.
Krasty, Mueblebar y Gravenssen, merodean por el pueblo buscando una opción viable para dormir en un
albergue.
Mientras
tanto, Liebre y Caballo Loco, salimos de exploración para valorar las posibilidades
de comenzar la pista de unos 40 kms que nos llevaría al centro del Lago Iriki. En
medio de la oscuridad más absoluta, comenzamos a rodar con mucha precaución por esa infernal pista de
piedras muy sueltas, que hacen que no se pueda controlar bien la rueda
delantera. Nunca sabremos si fué una mezcla de cansancio, falta de visibilidad, un inicio
de pista muy poco prometedor, el gran peso de nuestras motos junto con el
equipaje transportado o que simplemente Alá no quiso que rodáramos por esa salvaje planicie donde hay algunas tierras
sagradas para los musulmanes. Pero lo cierto es que tras unos 1-2 kms,
decidimos que hubiera sido un "suicidio colectivo" entrar allí en plena noche, después de más de 10 horas de moto en un
caluroso día.
Liebre y
yo decidimos volver atrás y buscar al resto del grupo, que ya había negociado nuestro hospedaje
en un pequeño
albergue en la periferia del centro del pueblo. El sitio no era precisamente un
"boutique hotel", y más bien parecía un decorado de una película de guerra de Afganistán. El inodoro mirando hacia la
pared con nos 10 cms desde la taza del WC hasta la pared. Como resolvimos
ciertos temas logísticos-fisiológicos quedará protegido por secreto de
sumario para siempre. Pero una reconfortante ducha fría y listos para explorar el
pueblo en busca de unas deseadas cervezas. En muchos de esos pueblos, no hay
alcohol por temas religiosos. De ahí que encontrar un pequeño local que venda unas
cervezas algo frías,
pasa a ser todo un acontecimiento. Probablemente, dejamos desabastecido de
cervezas el pequeño
bar, mientras charlábamos sobre los impresionantes paisajes que nos había regalado la ruta de este día. Volvimos caminando al
albergue y caímos
en la cama como niños pequeños después de una larga fiesta de cumpleaños.
DÍA 3: EL DÍA DE LA BESTIA. ETAPA NOCTURNA
HASTA ILMILCHIL Y MÁS ALLÁ...
En todos
nuestros viajes, hay una etapa con alguna sorpresa preparada. Algún cambio en la ruta, que nadie
sabe, salvo la moto guía... Y este era precisamente el día de la sorpresa. Salimos
temprano de FOUM-ZGUID, con la intención de rodar tranquilos dirección OUARZAZATE, para buscar el
Norte atravesando la GARGANTA DEL DADES. La carretera era buena y no estaba
demasiado transitada, así que el ritmo al principio no fué nada malo. Paramos a comer en
plan "asalto", en el suelo de un parque infantil en la gasolinera que
hay a la entrada de OUARZAZATE. Las papelas de jamón ibérico habían muerto en combate, pero
dimos buena cuenta de algo de queso y embutidos de la inagotable caja-despensa
de Mueblebar.
Entramos en la GARAGANTA DEL DADES por la tarde, con una luz preciosa que hace aún más espectacular ese maravilloso paraje. Té a la menta y provisiones de agua en el bar-mirador al final del "pequeño Stelvio" que forman las curvas de 180 grados que forman parte de la subida. Allí entre risas y fotos, toma cuerpo el diabólico plan del final de etapa. Subiremos a ILMILCHIL por la pista. No estábamos sobrados de gasolina, pero tendríamos sificiente hasta llegar al pueblo e ILMICHIL, único repostaje desde el Dades. Cargamos agua potable suficiente, por si las moscas, no llegábamos aquella noche a nuestro destino. Desde el Dades, comienza una "carretera" cada vez más deteriorada, atravesando algunas aldeas, hasta que la carretera desaparece por arte de magía y comienza la pista. Esa pista, era la sorpresa de aquella etapa. La había hecho en otra ocasión, pero es una pista que puede llegar a ser una trampa mortal para nuestras motos, simplemente si ha llovido algo unos días antes. Y antes de subir hasta la cima, había claras evidencias de lluvia reciente en forma de barro y charcos dispersos.
Pero la moral estaba alta y la inocencia mezclada con altas dosis de ilusión y ganas de aventura, nos hizo seguir entre baches, charcos y piedras. Es una pista digna del mejor Marruecos, con unas vistas impresionantes de la "nada" más absoluta. unos 20 kms de subidas y bajadas en una estepa salvaje con un carril lleno de rodadas y piedras. Logicamente, nuestro ritmo cayó en picado y comenzamos a rodar en primera y segunda, sin sistemas electrónicos de control de tracción ni ABS. Conforme subíamos, el viento soplaba con más y más fuerza, ya que esa parte de la pista no está protegida por arboleda ni grandes rocas. La luz del atardecer dió paso a nuestros faros y a la subida progresiva de la temperatura del motor por el esfuerzo del mismo para ir ascendiendo poco a poco. Una parada técnica para dejar enfriar los motores, dió pie a una "tertulia técnica" sobre nuestra cada vez más precaria situación allá arriba. Cambio a ropa de invierno, sotocasco, etc y la sabia decisión de continuar despacio hasta encontrar refugio en cotas más bajas, donde en caso de apuro podríamos montar un campamento con las tiendas y dormir calentitos en los sacos. Ahora, desde el confort de mi casa, me alegro aún más de que tomáramos esa desición, ya que hubiéramos pasado una noche de perros allí arriba (donde hay puntos de la pista en cotas de 3.000 mts) con un gélido viento que hacía caer la sensación térmica en picado. Además, hubiéramos tenido grandes problemas para colocar las tiendas en un terreno pedregoso tan escarpado. Una vez más, Alá nos protegió y conseguimos lentamente bajar hacia el otro lado de la montaña. al llegar a cotas más seguras, la temperatura mejoró algo y nos encontramos con algunos paisanos del lugar que nos ofrecieron refugio en un albergue. Pero claro, ya habíamos pasado lo peor y la euforia dió paso a un "no, muchas gracias. Estamos de paseo y vamos a ILMILCHIL". Los tipos se quedaron atónitos y entre risas nos despidieron con algo de sorna. Pronto la situación mejoró ostensiblemente, y del camino de cabras, pasamos a una carretera de montaña decente. que nos llevó directamente a ILMILCHIL. Allí paramos donde siempre, en el albergue que hay justo a la salida. Todo apagado cuando llegamos, pero siempre está su amable dueño que pronto nos recibe. Pero aquí no termina el día para algunos del grupo. No tenía nada de cenar, pero nos dejó montar los campingas en la mesa del salón. Sopas de sobre, pan, aceitunas y embutidos. Y por supuesto, todo regado con pacharán. Pero la noche es joven y El Liebre y Caballo Loco no tenían ninguna intención de dormir en ningún albergue en ILMILCHIL.
Entramos en la GARAGANTA DEL DADES por la tarde, con una luz preciosa que hace aún más espectacular ese maravilloso paraje. Té a la menta y provisiones de agua en el bar-mirador al final del "pequeño Stelvio" que forman las curvas de 180 grados que forman parte de la subida. Allí entre risas y fotos, toma cuerpo el diabólico plan del final de etapa. Subiremos a ILMILCHIL por la pista. No estábamos sobrados de gasolina, pero tendríamos sificiente hasta llegar al pueblo e ILMICHIL, único repostaje desde el Dades. Cargamos agua potable suficiente, por si las moscas, no llegábamos aquella noche a nuestro destino. Desde el Dades, comienza una "carretera" cada vez más deteriorada, atravesando algunas aldeas, hasta que la carretera desaparece por arte de magía y comienza la pista. Esa pista, era la sorpresa de aquella etapa. La había hecho en otra ocasión, pero es una pista que puede llegar a ser una trampa mortal para nuestras motos, simplemente si ha llovido algo unos días antes. Y antes de subir hasta la cima, había claras evidencias de lluvia reciente en forma de barro y charcos dispersos.
Pero la moral estaba alta y la inocencia mezclada con altas dosis de ilusión y ganas de aventura, nos hizo seguir entre baches, charcos y piedras. Es una pista digna del mejor Marruecos, con unas vistas impresionantes de la "nada" más absoluta. unos 20 kms de subidas y bajadas en una estepa salvaje con un carril lleno de rodadas y piedras. Logicamente, nuestro ritmo cayó en picado y comenzamos a rodar en primera y segunda, sin sistemas electrónicos de control de tracción ni ABS. Conforme subíamos, el viento soplaba con más y más fuerza, ya que esa parte de la pista no está protegida por arboleda ni grandes rocas. La luz del atardecer dió paso a nuestros faros y a la subida progresiva de la temperatura del motor por el esfuerzo del mismo para ir ascendiendo poco a poco. Una parada técnica para dejar enfriar los motores, dió pie a una "tertulia técnica" sobre nuestra cada vez más precaria situación allá arriba. Cambio a ropa de invierno, sotocasco, etc y la sabia decisión de continuar despacio hasta encontrar refugio en cotas más bajas, donde en caso de apuro podríamos montar un campamento con las tiendas y dormir calentitos en los sacos. Ahora, desde el confort de mi casa, me alegro aún más de que tomáramos esa desición, ya que hubiéramos pasado una noche de perros allí arriba (donde hay puntos de la pista en cotas de 3.000 mts) con un gélido viento que hacía caer la sensación térmica en picado. Además, hubiéramos tenido grandes problemas para colocar las tiendas en un terreno pedregoso tan escarpado. Una vez más, Alá nos protegió y conseguimos lentamente bajar hacia el otro lado de la montaña. al llegar a cotas más seguras, la temperatura mejoró algo y nos encontramos con algunos paisanos del lugar que nos ofrecieron refugio en un albergue. Pero claro, ya habíamos pasado lo peor y la euforia dió paso a un "no, muchas gracias. Estamos de paseo y vamos a ILMILCHIL". Los tipos se quedaron atónitos y entre risas nos despidieron con algo de sorna. Pronto la situación mejoró ostensiblemente, y del camino de cabras, pasamos a una carretera de montaña decente. que nos llevó directamente a ILMILCHIL. Allí paramos donde siempre, en el albergue que hay justo a la salida. Todo apagado cuando llegamos, pero siempre está su amable dueño que pronto nos recibe. Pero aquí no termina el día para algunos del grupo. No tenía nada de cenar, pero nos dejó montar los campingas en la mesa del salón. Sopas de sobre, pan, aceitunas y embutidos. Y por supuesto, todo regado con pacharán. Pero la noche es joven y El Liebre y Caballo Loco no tenían ninguna intención de dormir en ningún albergue en ILMILCHIL.
Así que habiendo dado buen cuenta
de una comida caliente, y pertrechados con la ropa de invierno, nos dispusimos
a comenzar la etapa del día siguiente esa misma noche, con el objetivo de dormir en
el camino junto al lecho del río en nuestras tiendas de campaña. Rodamos muy pegaditos cerca
de una hora. La superficie era muy deslizante en algunos tramos, debido a la
gran cantidad de grava suelta y fino barro seco. Pronto nos encontramos
atravesando un puerto de montaña, y a la bajada decidimos buscar un sitio donde parar y
poder acampar. Como suele ocurrir en este tipo de situaciones, justo cuando
decides que vas a parar, no hay ningún sitio óptimo donde hacerlo. Al final encontramos una especie de
pequeña
explanada justo por encima del lecho del río. Aparcamos las motos en una superficie segura y
comenzamos a montar las tiendas. Y nos empezó a entrar la risa floja. Hacia
frío y
mucha humedad. Estábamos bastante cansados y lo último que nos esperábamos era ir a poner las
tiendas justo debajo de una gran superficie de roca, disimulada por una fina
capa de tierra y piedras. Las piquetas de las tiendas rebotaban como sí estuviéramos clavándolas en una estatua de mármol. Algún viento de la tienda acabó amarrado a las motos y después de brindar con lo poco que
nos quedaba de vino moscatel en la petaca, nos fuimos al saco no sin antes
volver a constatar que es un verdadero privilegio poder tener un
contacto tan directo con la naturaleza en unas tierras tan libres de toda forma
de progreso.
Al
despertarnos por la mañana, después de unas horas de descanso, nos llegó el sonido de una mujer
cantando una bella canción beréber. Imaginad la situación. En mitad de la nada, en una
fría
pero radiante mañana,
lo único
que se oye a nuestro alrededor es esa bella canción. Lo primero que se te ocurre
pensar, es que has muerto congelado y que estas camino del más allá. Pero pronto, el delirio deja
paso a la realidad. Dos vaqueras beréberes llevando unas cuantas cabezas de ganado, justo hasta
las puertas de nuestras tiendas de campaña. Habíamos acampado en su habitual trayecto a los pastos y al río. Saludos cordiales, y caras
de alucinación por
parte de las dos pastoras. Hablaban entre ellas entre risas nerviosas. Supongo
que estarían
comentando la tragicómica escena, al ver a dos tíos con sus poderosas monturas,
pero durmiendo en una especie de bolsa de plástico con unas cuerdas colgando.
Nuestras tiendas les deben parecer una auténtica piltrafa comparado con sus recias jaimas. Pero por
mucho que nos lo hemos propuesto, no hemos encontrado aún la manera de transportar en
nuestras motos una jaima bebereber. Seguiremos intentándolo.
Hambre,
mucha hambre. Los pelos tiesos, la cara lavada con agua de la bolsa de
hidratación y
de nuevo rodando en busca de un buen desayuno caliente. Y después de unos kilómetros de suave bajada, nos
encontramos con un pequeño albergue junto a una huerta pegada al río. Es curioso, porque los dos
parecíamos
caballos que han olido su cuadra; en aquel momento, supimos que había desayuno-homenaje en forma
de tortilla beréber y
buen té
moruno. El señor
que la regentaba, pronto dejó sus herramientas en la huerta y nos preparó unos huevos recién cogidos salteados con
especies que nos supieron a gloria. Lo bueno de haber desayunado alguna vez en
el Ritz de Londres, es que sabes que no hay comparación posible. Una y mil veces,
seguiría
eligiendo el desayuno bereber al estilo casero. De hecho repetimos los dos y
terminamos comiéndonos
6 huevos cada uno. No es gula, es sentido común. En la vida, las cosas
buenas no te pasan por delante dos veces seguidas. Así qué desayunamos como sí no fuéramos a desayunar jamás. Justo al terminar nuestro
festín,
aparecieron el resto de compañeros de viaje.
DÍA 4: AUNQUE SOLO SEA PARA
RENDIRSE, HAY QUE PRESENTARSE EN EL CAMPO DE BATALLA. LA HISTORIA DE BÁRBARA.
La etapa
de este día está llena de sorpresas e
incertidumbre. Se trata de recorrer la carretera y algo de pista que va desde
ILMILCHIL hasta EL CIRCO DE JAFFAR, con el objetivo de encontrar a unas
monjitas que tienen un dispensario local donde cuidan y atienden a los nativos
beréberes
de la zona de las montañas que rodean al JEBEL AYACHI. Como pudisteis leer en
nuestra anterior entrada, la información nos apareció estudiando algunos blogs de viajes y rutas por la zona. La
entrada que hace referencia a las monjitas, es de 2009 y ahí se pierde el rastro. El
nombre del pueblo, tal y como aparece en ese blog, no está en Google Earth ni en los
mapas. Pero si existe una aldea con nombre parecido en las cercanías de MIDELT. Así que con muchas ganas, pero
con poca información, nuestro objetivo era explorar la zona, para ver si las
monjitas estaban aún por allí.
Pero antes de llegar a la zona del CIRCO DEL JAFFAR, nos encontramos con la "carretera" cortada por un gran desprendimiento de rocas piedras. parada obligada para estudiar la mejor forma de cruzar el río que nos separaba del siguiente tramo de carretera potable. Aquí lo mejor será ver los vídeos de ese momento. Solo anunciar que no hubo ninguna caída, solo pies mojados.
Pero antes de llegar a la zona del CIRCO DEL JAFFAR, nos encontramos con la "carretera" cortada por un gran desprendimiento de rocas piedras. parada obligada para estudiar la mejor forma de cruzar el río que nos separaba del siguiente tramo de carretera potable. Aquí lo mejor será ver los vídeos de ese momento. Solo anunciar que no hubo ninguna caída, solo pies mojados.
Terminó la carretera, hicimos algo de
pista fácil y
ya estábamos
cerca de MIDELT. Como era la hora de comer, decidimos hacer una parada técnica en nuestro Cuartel
General habitual en la zona: EL CAMPING TINNAY. Nos recibió muy cariñosamente Mohamed, el encargado
del Camping. También salieron a saludar el dueño del Camping y Hassan, el
chofer del todoterreno, que nos ha escoltado en algunas ocasiones por la zona,
para llevar las cajas de ropa, etc. Almuerzo al solecito y reunión sobre como atacar la zona de
las monjitas. Mohamed nos confirma que efectivamente, hay una aldea que se
llama TANOUITE y que está a unos 20 kms de Midelt, 10 de asfalto y 10 de pista.
Con esa
información
adicional y algunas instrucciones en el mapa, nos dispusimos a ir al encuentro
de las legendarias monjitas y su dispensario. Se supone que esta visita era un primer contacto, para situarlas
en el mapa, llevando sólo un par de kgs de medicinas básicas y con la intención de conocer sus necesidades,
por sí podíamos ser de ayuda en una próxima expedición a la zona. Como en invierno
anochece antes, y más aún en zona de montaña, teníamos serias dudas sobre la certeza de poder llegar al punto
Charlie y volver a la civilización antes de quedarnos sin luz en mitad de un carril, cuya
calidad desconocíamos
y más aún en época de lluvias.
Seguimos
las instrucciones de Mohamed y terminó el asfalto, dando paso a una larga recta con piedra y
grava muy suelta. Pero no supimos encontrar el desvío a la pista que conduce a la
aldea, al carecer de indicación o señal de tráfico. Después de un rato sobre la pista, aparece un desvío hacia la izquierda, por otro
carril que conduce directamente a la zona de montaña. Preguntamos a un lugareño que estaba guiando a un
viejo camión
Bedford. La clásica
estampa se cumple una y otra vez. "Taounite por aquí?"...... "Sabá, (dos golpes en el pecho
seguidos por una sonrisa)..... oui, oui (acompañados por manos levantadas señalando en ambas direcciones).
"La piste...... es difícil?"........ "Nooooo, 5 kilometre, muy fácil !!!!". Y siempre nos
pasa lo mismo........ Ni son 5 kms ni la pista es fácil, e incluso a veces ni esa
es la dirección.
Pero animados por la corta distancia, seguimos adelante con muchas ganas.
Subimos con precaución por una pista tipo "Defcon 2" hasta llegar a un
repecho, donde la pista comenzaba a convertirse en una bajada bestial con muchísima piedra suelta (Defcon 5).
Paramos a mirar si veíamos alguna casa o aldea hasta donde llegaba la vista. Nada
de nada. Aquí
volvimos a tomar una decisión entre todos. Se votó democráticamente (esto solo ocurre en tramos donde la caída es casi segura y el final
incierto) y el resultado fué el siguiente: Krasty, Mueblebar y Gravenssen optan por la
retirada a tiempo y regresar aún con luz a la carretera para esperarnos en zona segura.
Liebre y Caballo Loco deciden intentar bajar por el pedregal, después de haber decidido acampar
allí
abajo si anochecía antes de poder volver a
subir. Nunca agradeceré lo bastante el hecho de que el grupo que regresaba a la
civilización,
decidiera darnos unos 15 minutos de margen, por sí había algún problema. No llegamos ni a
los 3 minutos. Al terminar la primera recta, Liebre avisa de que la pista está cortada por un
desprendimiento de piedras y tierra. Tenemos que dar la vuelta a las dos motos
con ayuda del resto del equipo, ya que el terreno estaba imposible para
maniobrar en un plano tan inclinado. Así qué con todo el dolor de nuestro corazón, tenemos que dar por
abortada la misión de
encontrar a las huidizas monjitas. Al volver a atrás, siguiendo la pista inicial,
pronto alcanzamos las primeras casas cerca de la carretera. Pero la tozudez
humana es dura de pelar. Liebre ve casualmente un cartel que lleva una chica
beréber
en sus manos que pone algo que nos hace pararnos en seco. Bajamos de la moto y
preguntamos. Como no se cómo se dice monja en árabe ni en francés, pues me puse a juntar las manos y a hacer reverencias
"La Monjeeeee, la Monjeeeee" y venga a doblar el espinazo.
"Oui,
oui, oui !!!!!!." Y señala con un dedo hacia la entrada de otra pista.
"Joder, que quiere decir esta chica? Qué las monjas están por allí?".
Una vez más, los más sabios y prudentes del grupo
deciden que ya han tenido suficiente por hoy y que no hay luz para rodar por
una pista de dudosa calidad, y sin estar seguros de la distancia a cubrir. Y
una vez más,
Liebre y Caballo Loco vuelven a estar poseídos por una diabólica obsesión. "Joder, a que hemos venido !!!!" "A por
las monjas, no?". "Pués coño, vamos palante !!!". En ese momento, sabes que es
muy posible que no consigas entrar en "territorio monja" y si aún así lo consigues, es posible que
nos caigamos o que tengamos que acampar en mitad de la pista. Es curioso este
fenómeno.
Cuando tienes 23 años, entras ahí sin dudar, guiado por la inexperiencia mezclada con la
osadía de
alguien que acaba de cambiar el acné por la corbata. Con la edad y la experiencia, te vuelves
mucho más
cauto y precavido. Pero joder, cuando estas en plena crisis de los cuarenta, ya
no hay acné que
valga, pero aún quedan
hormonas dislocadas que hacen que pienses que a lo mejor ya no tienes otra
oportunidad para volver a intentarlo. Total, que los huevos de corbata,
asistencia electrónica
de la moto anulada y padentro !!!!!!. Y os juro que va a ver pocas veces en
esta vida, en las que me alegre tanto de tomar aquella decisión, fruto de la chifladura y de
la insensatez. Rodamos despacio, muy pegaditos y sin saber muy bien como acabaría aquel día. Pero el instinto te hace
ver que sí hay
monjas allí, no
pueden llegar en paracaídas. Así que tienen que entrar y salir de la zona por algún sitio. La verdad es que la
tozudez nos llevó a
una espiral de locura en busca de "la monjas perdidas".
Trás rodar un rato por la pista
de piedras sueltas, llegamos a una pequeña aldea con unas 6 ó 7 casas. Al instante salió una paisana bereber con la
cara pintada de henna y empezó a hablar algo totalmente inteligible. Por mucho que yo
intentaba describir a una monja utilizando la técnica del mimo que usamos
normalmente cuando no entendemos ni papa de lo que nos dicen, aquello parecía una pelicula de los Monty
Pytton. Al final, saqué las medicinas de la moto y ya pareció comenzar a entender nuestro
teatro de guiñol
sobre monjas, pupas y medicinas. Pronto aparecieron refuerzos. Su marido bajó de una montaña, descalzo y llevando detrás dos mulas. Era Jamo, el guía de montaña bereber, famoso entre los
que practican trekking de altura por la zona del Jaffar. Chapurrea español y es muy agradable. Marca
un número
de teléfono
en su móvil
de posquerra y nos pasa con su hijo Moja, el cual habla un perfecto castellano.
Le explico nuestras intenciones y nos dice que las monjitas deben andar por allí. Y efectivamente, allí estaban. Una Holandesa
(Barbara) y dos francesas. Bárbara es la más "joven" y nos tenemos que entender en francés, idioma que yo no hablo.
Pero la magía
comienza a tener lugar y pronto nos encontramos dentro del espartano
dispensario charlando animadamente. Y los dos nos reíamos como si estuviéramos hablando de recetas de
cocina. Saqué libreta
y lápiz y
repasamos todo su stock de medicinas y material de curas. Es increíble el mérito de esta buena gente. Con
materiales muy básicos,
tratan de ayudar a una población beberber de las montañas, muy dispersa y sin apenas
recursos. Fué un
momento personal muy emotivo que no alcanzo a poder describir con palabras.
Esos pocos metros cuadrados de dispensario, albergaban una historia de esfuerzo
y pundonor ajeno y anónimo de las que definitivamente dejan huella. Aclarada la
lista de medicamentos y curas que necesitan, comenzó a hablarme de un chico de
otra aldea de la montaña que tiene 14 años y lleva meses con una osteomielitis crónica en la tibia, que están tratando de solucionar con
curas periódicas,
pero sin obtener resultado. Enseguida me pidió mi opinión sobre el tema y le expliqué que las curas que estaban
haciendo no tendrían
resultado, si antes no se sometía a un desbribamiento profundo del tejido óseo para retirar el hueso
afectado y necrótico,
dejando una cavidad limpia, sobre la que poder seguir trabajando con las curas.
Eso se puede realizar en caso de necesidad, en el dispensario, con algo de
material quirúrgico
básico, un bloqueo del nervio
femoral y un buen chute de morfina, ya que la anestesia general estaría fuera de nuestro alcance en
aquellas instalaciones tan básicas.
Pero
lamentablemente, yo no llevaba el material necesario, ni los antibióticos especificos para tratar
la lesión, ni
el paciente estaba ni mucho menos cerca de allí. Quedamos en que nos
organizariamos desde Málaga, para intentar volver a la zona y poder realizar dicha
intervención,
con el equipo básico
necesario.
La
osteomielitis es lenta pero inexorable. Sin los cuidados necesarios y un buen
desbridamiento, un paciente puede llegar a perder la pierna.
Nos estábamos quedando sin luz y
decicidimos regresar a la civilización, después de aquel inolvidable encuentro. Recorrimos la pista de
regreso a Midelt con una extraña mezcla de emoción, felicidad y frustración. Es cierto que habíamos conseguido llegar, que
les dejamos medicación suficiente para dos o tres meses...... pero no pudimos
hacer más.
Además, éramos conscientes, que pronto
llegarán las
lluvias torrenciales, seguidas por la nieve en la zona. Eso dificulta
enormemente la entrada de nuestras motos cargadas con provisiones y medicinas.
Pero pronto empezamos a elucubrar con la posibilidad de regresar con
todoterreno en Diciembre o Enero.
Al
anochecer, ya habíamos
salido de la pista y nos dirijimos al camping Tinnay, cerca de Midelt. Hacía frío y algo de viento. Necesitábamos repostar agua y
provisiones por si nos quedábamos a dormir en algún sitio sin posibilidad de hospedaje. Mohamed nos recibió con su habitual amabilidad.
Nos llevó a
una "tienda" anexa al camping, donde había verduras, algo de fruta y un
pequeño
gallinero dentro del establecimiento. Como no tenía nevera, si quieres carne de
pollo, te mata una gallina sobre la marcha y listo. Pero en esta ocasión optamos por comida
"vegetariana". Elejimos lo que necesitábamos y no nos cobraron nada.
Mohamed insistió en que
invitaba él. Es
más, nos preparó un delicioso té con galletas, para que partiéramos con algo caliente en el
cuerpo.
El
objetivo era intentar alcanazar al resto del grupo (Gravenssen, Mueblebar y
Krasty Albino), que un par de horas antes habían comenzado la ruta de
ascenso hasta Azrou. Con paciencia fuimos subiendo con la intención de dormir en las tiendas de
campaña en
el Bosque de Cedros. Al llegar a la zona, hacía mucho frío y una espesa niebla nos hizo
rodar muy despacio, mientras tratábamos de encontrar un desvío que habíamos tomado en otra ocasión y que nos llevaría a la zona menos visitada y
salvaje del bosque. Pero la niebla y el cansancio, hicieron que nos pasasemos
el desvío y
de forma repentina, salimos del bosque, llegando a AZROU. Dadas las circunstancias, decidimos que
lo más
seguro era contactar con el grupo, para ver donde se habián hospedado. Terminamos
llegando a un hotel en el centro de Azrou, donde nuestros compañeros nos esperaban. Birras y
tertulia para ponernos al corriente todos de la "operación monjas pérdidas" y a la cama
agotados pero felices.
DÍA 5: DEL ACEITE DE ARGÁN HASTA LOS LIMONES EN
SALMUERA.
La noche
anterior habíamos
charlado sobre las posibilidades de la ruta del día siguiernte. Estábamos algo cansados y optamos
por mayoría
rodar más
tranquilos y hacer un poco de "turismo" motrero. Desayunamos en el
hotel, cargamos nuestras burras y partimos hacia el bosque de Cedros, para un
tranquilo paseo otoñal, entre tan imponentes árboles centenarios. Está vez si que encontramos el
desvío y
conseguimos rodar por una bucólica carretera donde la tremenda espesura del bosque deja
paso de vez en cuando a espacios abiertos de matorral bajo. Paramos a hacer
fotos y visitamos la zona de los monos sueltos que viven por allí. La imagen romántica de unos monos auctóctonos de la zona, en peligro
de extinción,
queda borrada por la poca vergüenza que tienen estos bichos. Acostumbrados ya a las
visitas y con un hambre insaciable, los monos del Bosque de Cedros se han
especializado tanto, que actualmente los puedes clasificar en: monos
carteristas, monos tironeros, etc. Pero nuestro interés no erán los monos, sino los
puestecillos de venta de piedras y fósiles. Nuestro amigo Liebre tiene el extraño hobby de querer hacer
trueque con los vendedores de collares y piedras. No termina de darse cuenta,
que estos tíos
llevan siendo expertos mercaderes cientos de años. Dicha habilidad pasa de
padres a hijos y es razonable pensar que jamás vas a salir airoso de un
trueque con un bereber. Pero nuestro quijotesco amigo no se rinde facilmente.
Pantalones por collares, whisky de Mercadona por collares, etc. Y gracias a su
afán por
culminar una operación financiara sin dinero, casi me quedo sin una de las botas
de enduro. Por necesidades de logística y espacio, llevaba las botellas de wisky dentro de
mis botas de enduro. En cuanto el moro entiende que la botella es parte del
trato, trinca la botella, pero con su "sofisticado" envoltorio; es
decir, que se quiere llevar la bota con la botella dentro. Menos mal que El
Liebre se dió
cuenta, ya que sino Caballo Loco hubiera ahorcado a su amigo El Liebre junto a
los monos del bosque.
Durante
la fase de negociación y trueqe, comenzaron a pasar todoterrenos bastante bien
pertrechados. Lo curioso es que todos estaban pilotados por dos mujeres en cada
coche. Ni un solo hombre en más de 50 todoterrenos. Pero la ilusión óptica pronto dió paso a la más cruda realidad. Se trataba
de un rally de lesbianas francesas que viajaban hacia las dunas del desierto de
Erg Chebbi.
Al final
de la mañana
llegamos a Meknes, descargamos y nos fuimos de paseo por la medina y el mercado
antiguo. Llevábamos
4 días
subidos en la moto y aquel paseo se convirtió en terapéutico. Al que no conozca un
verdadero mercado marroquí, le aconsejamos la visita, ya que es una experiencia única. Hablo de un mercado de
abastos totalmente tradicional, no los mercadillos que montan para atraer a los
turistas. Es algo impactante. Ni una nevera. No hay hielo. En la periferia del
mercado, están los
puestos de especies y encurtidos. Algo espectacular, lleno de mágicos olores y estampas llenas
de colorido. En el centro del mercado, se encuentran los puestos de carne. El
olor de las especies, deja paso al olor de la muerte y la putrefacción. Piezas de carne de vaca y
cordero colgando por todos sitios. Las cabezas del ganado también están dispuestas, algunas abiertas
por la mitad, junto a los estómagos llenos de las reses. Los dejan llenos, para que el
cliente vea que ha comido el animal. Lo que más nos impactó, fueron unos puestos donde
unicamente había
trozos de pata de corderos y cabras. La peculiaridad, es que son las tibias
desnudas y desprovistas casi en su totalidad de carne. La poca carne que queda
pegada, está
obviamente en una especie de limbo, entre la putrefacción y el secado. Aunque el olor
que despiden, hace pensar que están más cerca de lo primero que de lo segundo.
Una vez
repuestos de los intensos olores, fuimos a cenar y después de unas risas, caímos rendidos en la cama.
DÍA 6: LAS HURRACAS VUELAN AL
NIDO.
Salida
tempranera y etapa de transición. MEKNES, dirección SIDI KACEM hacia LARACHE, donde nos incorporamos a la
autopista hacia SEBTA (CEUTA). Paso de frontera rápido y sin problemas.
Demasiado tarde para zamparnos unas acedías en nuestro querido Chiringuito de frontera: ER LUCAS. Así que Krasty nos propone un
asalto de tapeo rápido
en un sitio estupendo donde podemos dejar las motos cargadas en la puerta. De
ahí
disparados al Ferry. Una vez en Algeciras, rodamos unos minutos hasta hacer la
ya clásica
parada para café y
despedida. Seguiremos rodando en grupo compacto hasta Málaga, algo cansados pero muy
felices de estos días de moto y aventuras.
Los kilómetros que faltan hasta
nuestras guaridas, sirven para ir repasando mentalmente nuestros planes para el
próximo
viaje. La adrenalina vuelve a correr por nuestras venas, simplemente por el
hecho de comenzar a soñar de nuevo con rodar por esa maravillosa tierra.
A continuación, os dejamos algunas fotos que explican de alguna manera nuestra pasión por estas increíbles tierras. Estas fotos no son nuestras, por lo que la calidad es mucho mejor ja,ja,ja. Esperamos que os gusten.